Uno de los deportes nacionales de este país, es el malicioso cotilleo que nos rodea a todas horas. Injustos jucios que nos envuelven y nos hacen débiles en horas bajas. Y es que, si callan, explotan.
¿Estallarán cabezas ante tanta presión en tercera persona? ¿Cuántos cuerpos caerían, fulminados, ante tantas lenguas mordidas y penetradas por tal veneno?
Seguiré firme mi rumbo y, sorprendida, solo me apartaré para eludir decenas de individuos agonizando, que entorpecen mi trayectoria. No miraré atrás, solo a los lados, a la altura de la cabeza, para estallar de felicidad al ver cuatro almas que andan junto a mi, con una gran sonrisa.
ESTOPA Y EL BICHO- Demonios