lunes, 14 de mayo de 2012

El sosiego de su risa



Era un día, como cualquier otro, que abrió la puerta de la habitación y el decorado pomposo, se trasformó en vacío cargado de paz. La guerra interior, de sentimientos de antaño, llegó a su fin.
Me pidió, una y otra vez, el mismo cuento que lo llevaba a rincones vírgenes e imperturbables. Cruzó el umbral a lo inexplorado, en busca de su sonrisa, esa que sanó todo mal arraigado, sin permiso, en sus entrañas. Solo temía a la abundancia de hierbas trepadoras. No permití que se dejara llevar por ese miedo, aunque lo persegían, día y noche, para atarlo sin piedad. Veté ese temor, al fin y al cabo, esas tierras eran mucho más valiosas que una ofuscada hiedra. Cargado de fuerza, arañó montañas para culminar sus picos, con el fin de pasar una velada única con el sol, presumido y sonrojado, que a diario se despedía desde el horizonte, dando paso a la arrogante luna que dejaba a oscuras la mitad de sus noches.
Allí fué donde me confesó que no tenía intención de redecorar la realidad. Como mucho llenaría la estancia de globos de helio, y esperaría paciente, que el gesto exclusivo de sus labios se cruzara por los mundos donde la vida se vive mejor sin prisa.

Calima y Mari de Chambao - Bonita
http://www.youtube.com/watch?v=MraqipCjVp8

3 comentarios:

  1. El silencio de las palabras14 de mayo de 2012, 17:52

    Que te puedo dar para qué tú no sufras.

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  2. Ein?, me tienes que explicar lo del tipo de letra... por lo demás... eres única, e inexplicable..
    Besazo!!!

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