martes, 29 de noviembre de 2011

El perverso reproche que acecha tu espalda...

Lucía paró en seco, en plena calle. Quería despojarse de ella misma y no lo lograba. Casi, por una milésima de segundo, sentió que su alma y su cuerpo se separaban. Buscaba refugio. Apresurada llegó a casa. Cogió un bolígrafo y un trozo de papel usado. Esa palabra. Apareció de la nada y parecía aumentar de tamaño y coger un brillo casi celestial.
Viajó justo hasta en el momento que le dió sentido por primera vez. Ese momento que le dolió tanto, como si le arrancaran los oídos. Era la única solución para que la palabra no le penetrase en toda la cabeza. Manteniendo la compostura, y a la vez, volviéndose un insulto ante la sociedad. Pero con señorío. Aunque por dentro, el duelo de la rabia y la resignación, iban ya por el segundo asalto. Sintió que la propia palabra en si no cogía significado si no salía de un alma en concreto. Rompió en mil pedazos la nota, hasta que recomponer el trozo de papel, fuese una misión imposible. Pero en su cabeza, estaba intacta. Notó caer todas las lágrimas abocadas desde antaño. Una a una, se empujaban para no quedarse encerradas en un cuerpo donde sólo habitaba la ira. Y, allí, en el punto dónde la sangre hierve y la presión se apodera de cada pensamiento, se desplomó encima del sillón verde. Como si de un muerto se tratase. Sin pena, sin lágrimas, sin nada....sólo vacío. Sólo saturación. Con los restos hinchando sus ojeras, mojando sus mejillas y bombeando su cuerpo, para que el todo y la nada no dejasen de coger sentido.
La unidad de tiempo dejó de existir. Estaba inmersa en un egocentrismo absoluto. Se levantó hacia al baño y justo antes de entrar, encontró una foto mal puesta encima del mueble del pasillo. Sonrió, y fue como si el cielo se abriera despúes de una, fría, tormenta de otoño. Miró a los ojos de esa personita plasmada en papel fotográfico y todo cogió sentido. La impermeabilidad ante cualquier dolor, se puso en acción. Al fin i al cabo, sabía que si volviera a vivir su corta vida, no cambiaría nada, saborearía y sufriría, segundo a segudo, cada momento, con el simple propósito, de llegar a la fortuna, de ser quién era.

D'callaos - Dime que quieres de mí

1 comentario:

  1. Estoy totalmente deacuerdo, la vida hay que vivirla cada momento,los buenos,los malos pero siempre mirando para alante...como dice una persona muy savia "la vida es muy corta" y tiene toda la razón!!

    Er Miguel

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