Que traigan trabucos, tanques, artillería completa, para espantar los pájaros que no dejan conciliar el sueño. Que arrasen con todos, que no quede ni uno, y por fin podamos escuchar el susurro del viento y su melodía, serena y calmada, que hará que durmamos como niños cansados de correterar todo el día entre bosques y mundos inventados.
Que nos regalen zancos de plomo, ayudando a tocar tierra firme, que nos vamos ligeros a soñar, y directos al zulo que amartillea cabezas. Si reconocieramos ser dueños del puñado de latidos que se pierden a tu paso, el mundo se maravillaría ante la brutal atadura que aguantan nuestros adentros, cansados ya de pajarear. Pongamos un beso en cada rabioseo, para que broten flores y no egoísmo. Por escoger, escojamos el alma libre y los corazones sinceros.
Declaro la guerra a la normalidad, al engaño y a los celos enfermizos que pudren todos los rincones de este flamante mundo. Pues me dieron a escoger y vendí mi alma al sentir más profundo.
El puchero del hortelano - Tu eres eso
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